La conservación de archivos fotográficos, nuevo documento de trabajo

conservacion_arch_fotografDocumento de Trabajo nº 3:
La conservación de archivos fotográficos
Ángel María Fuentes de Cía

La fotografía es universal. Cualquier tipo de fondo documental puede presumir de custodiar, conservar y servir fotografías. En las dos últimas décadas ha habido un proceso, paulatino pero acelerado, de sustitución de la tecnología fotográfica química, basada en los materiales fotosensibles y en su procesado químico, a favor de la fotografía digital. Muchas fotografías creadas mediante procedimientos químicos han sido también digitalizadas y se sirven en su versión digital. La convergencia del medio fotográfico hacia la representación digital es un proceso imparable, pero este hecho no debe llevarnos a la falaz creencia de que una representación digital de una fotografía química en su origen puede sustituir totalmente al material desde el que ha sido derivado en todos los casos. Más bien al contrario: más que de sustitución debemos hablar de complementariedad. La fotografía química es más que la imagen que porta; su materialidad nos puede llegar a decir muchas cosas sobre el contexto y posibilidades expresivas y técnicas que han determinado el mensaje icónico y plástico que apreciamos, y en ella puede residir mucho del valor intrínseco del objeto. Por ello, conservar bien una fotografía, digitalizada o no, es garantizar, al menos, dos cosas: su valor y la comprensión de ese objeto en el presente, y especialmente en el futuro, cuando la tecnología no digital sea algo muy distanciado en el tiempo y no tan fácilmente comprensible como lo sigue siendo en nuestros días.

No nos cabe duda, como profesionales, de que la conservación de nuestros fondos fotográficos es una tarea tan relevante como delicada: la fotografía es muy sensible y puede degradarse rápidamente cuando las condiciones de custodia no son las adecuadas. Somos conscientes de su especificidad material frente a otros documentos y de que requerimos unos conocimientos específicos y especializados para su manipulación y cuidado. Iniciarnos en estos conocimientos puede no ser fácil si no hemos tenido una formación previa en tecnología fotográfica; mucho conocimiento está disperso en una abundante bibliografía especializada, no siempre fácil de conseguir y plagada de tecnicismos. Por ello, la mejor manera de empezar con esta materia es a través de un orientador con una buena habilidad pedagógica. Y quien mejor que el autor de este documento técnico que aquí reseñamos, Ángel Fuentes, para introducirnos de forma amena y metódica en los entresijos de esta apasionante disciplina: la conservación de fotografía. Ángel Fuentes tiene a sus espaldas más de veinticinco años de carrera profesional en como conservador y restaurador de fotografía. Uno de los mayores baluartes de esta dilatada carrera ha sido la formación. En estos años, Ángel Fuentes ha ido desgranando su experiencia y sabiduría a lo largo de varios centenares de cursos, donde la teoría y la práctica se han dado magistralmente la mano. Las características más destacables de su docencia han sido, y siguen siendo, el rigor, la amenidad, el planteamiento práctico y el entusiasmo; todas ellas imbricadas en un método docente que ha dado muy buenos frutos, pues de su magisterio ha salido una amplia cantera de magníficos profesionales que junto con él han venido extendiendo la práctica de la conservación científica de los materiales fotográficos en España y en numerosos países de América Latina.

Igualmente, este documento técnico es fruto de su docencia. Recoge aquellos aspectos que son esenciales para dar los primeros pasos en este campo. Nos da una visión sintética pero exhaustiva sobre todo lo que implica la tarea de conservar un fondo fotográfico. Comienza con unas consideraciones éticas sobre la propia conservación y custodia de las fotografías, para rápidamente introducirnos en uno de los factores clave para la conservación del patrimonio fotográfico: el ingreso de materiales fotográficos en los centros de custodia. Un aspecto técnico vital para la conservación es la identificación técnica de los materiales, a ello dedica el capítulo cuarto. En estas páginas se describen con la minuciosidad requerida la amplia tipología de elementos materiales que conforman un objeto fotográfico: emulsiones, imágenes finales, soportes, elementos aportados… rematándose la tarea con la explicación de los protocolos de identificación y la enumeración de herramientas de soporte a esta tarea que pueden resultar de gran utilidad. El capítulo quinto está dedicado a los protocolos de diagnóstico, iniciando al lector en los procesos de deterioro más característicos para los diferentes tipos de materiales fotográficos. El capítulo sexto se centra en las medidas de control técnico, incluyendo una magistral síntesis sobre los sistemas de almacenamiento, ubicación y control de condiciones medioambientales idóneos para las diversas tipologías materiales de las fotografías. La guía finaliza con un glosario de alteraciones y una abundante bibliografía que ha intentado recoger aspectos que más allá de la conservación de los materiales fotográficos son relevantes para la custodia de los fondos.

Pensamos que estamos ante una obra de síntesis que será de gran interés no sólo para todos aquellos que deseen iniciarse en este campo, sino también para los ya iniciados que deseen ampliar sus conocimientos o contrastarlos con un profesional de la talla del autor.

Jesús Robledano
Vocalía de Publicaciones de SEDIC

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